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Una vez abiertas al público las dependencias de la Real Casa de Aduana en 1773, en ellas quedaron centralizadas las actividades de carácter fiscal durante varias décadas hasta que, desde 1845, el magno edificio de Sabatini pasó a cumplir otras funciones bien distintas, aunque manteniendo cierta relación con las que habían animado al rey Carlos III a acometer su construcción.

La importante reforma tributaria llevada a cabo por el ministro Don Alejandro Mon hizo aumentar considerablemente el volumen de trabajo de la Administración de Hacienda, por lo que el traslado al edificio de la calle de Alcalá resultó muy oportuno. Entre 1868 y 1869 el titular de la cartera de Hacienda ordenó la decoración de algunos salones del edificio, destacando el enlosado de mármoles de colores del actual Salón de Carlos III, que se corresponde con el balcón central de la fachada. La bóveda aparece decorada con delicadas figuras y filigranas de tipo pompeyano.

Ya en los años finales de la pasada centuria, se completó la decoración de las principales dependencias del edificio, en particular una de las Salas de Visitas del Ministerio, en la que fueron recubiertas las paredes con maderas nobles decoradas con cabezas de leones y guirnaldas de las que penden medallones con el busto del rey Carlos III, así como con pilastras adornadas con sátiros o faunos, a los lados de un gran espejo, corriendo, por la parte alta, un friso con veneras entre guirnaldas. Sobre las puertas de acceso a dicha sala figuran las fechas de 1773, año en que se inauguraron las funciones de la Aduana en el edificio; de 1845, momento del traslado del Ministerio

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de Hacienda al mismo; y de 1897, como fecha de la decoración del conjunto. Embutidas entre los ornamentos de madera aparecen unas pinturas que imitan tapices y en las que, probablemente, se alude, de un lado, a la construcción de la Casa Aduana en una escena que representa a varios obreros junto a un personaje de mayor porte y elegancia, que pudieran ser el arquitecto; y, de otro, a las faenas del campo y a los impuestos derivados de ellas, con una mujer preparando una gavilla de trigo, otra portando un capacho de uvas y un garrochista conduciendo unos toros. Las dos escenas, que están recuadradas por sendas cenefas de frutas y guirnaldas, aparecen firmadas, en 1897, por Arturo Mélida y Alinari (1849-1902), arquitecto, escultor, pintor, decorador, grabador, dibujante y hasta restaurador, que fuera profesor de Modelado en la Escuela de Arquitectura de Madrid desde 1887.

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Al mismo estilo corresponden otras tres escenas alusivas a algunas de las funciones del Ministerio de Economía y Hacienda, que aparecen desarrolladas en unos tondos o medallones flanqueados por bichas y sostenidos por cabezas de león. Una maja que elabora cigarrillos y un majo fumando, ataviados ambos al estilo de los cartones goyescos, simbolizan la renta del Tabaco, en tanto que un grupo de figuras de diversa condición social asisten al sorteo de la Lotería que realiza un muchacho extrayendo una bola del bombo; y una tercera escena muestra a unos soldados vigilando las operaciones de descarga de un navío anclado en un puerto, en clara alusión a las funciones aduaneras.

La bóveda del salón está decorada con pinturas referentes a las regiones españolas, que fueron realizadas por Juan Comba en 1896.


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